Superar “No Puedo”
Por P. Daniel McCaffrey
P. Matthew Habiger, OSB, PhD
NFP Outreach
www.NFPoutreach.org
Viajamos a través de todos los Estados Unidos proclamando el “Evangelio de la Vida” y cómo pertenece al plan de Dios para el amor conyugal. Este plan requiere que la persona se entregue totalmente a su pareja y que acepte la donación total de su pareja en cambio. Con la anticoncepción, tal donación sin barreras es imposible. Mientras tanto, la Planificación Natural de la Familia fomenta estos valores y coopera con ellos.
En todas partes donde vamos, encontramos parejas que preguntan “¿Por qué nuestros sacerdotes, desde el púlpito, no se acercan a los temas de la anticoncepción y la esterilización?” Ya que hemos oído estas preguntas muchas veces de parte de gente bastante frustrada, opinamos que ya es tiempo que subrayemos las ocho excusas dadas por varios sacerdotes y que demos respuestas para cada una de esas mismas excusas.
1) “Hablando de la anticoncepción y la esterilización se escandalizará a los niños de los feligreses. Entonces, no puedo encargarme de esos temas en el púlpito.”
ero Jesús nunca tuvo tales reservas. Cuando se dirigió a la muchedumbre, habló de los pecados sexuales. Recuerda el sermón en el monte. (Mateo 5:27). Los niños no se ofenden con una enseñanza sobre el plan de Dios para el amor conyugal. Al contrario, ellos son víctimas del silencio en el púlpito. Cuando hay confusión sobre lo que es correcto y lo que es malo, se hace daño a la gente. Hoy, hay gran confusión sobre lo malvado de la anticoncepción y la esterilización. Los niños no nos comprenden cuando les hablamos de la pena de muerte, la eutanasia o la experimentación con embriones humanos. Ellos comprenden la homilía según su capacidad. Si tienen preguntas, pueden preguntar a sus padres para recibir una explicación según su nivel de comprensión.
El negarse a hablar acercar de los temas morales en el púlpito tiene el efecto de hacer niños a todos los feligreses quienes frecuentemente no saben que la anticoncepción y la esterilización son malas y por qué son malas. Hoy, tenemos muchos adultos que son bastante inmaduros en el desarrollo de su conciencia.
2) “Está bien platicar sobre estos temas en las clases de catequesis o en las clases de preparación para el matrimonio y proveer folletos sobre estos temas en la entrada, pero no en el púlpito.”
De hecho, esta posición no capta la idea: “Ante una situación tan grave, se requiere más que nunca el valor de mirar de frente a la verdad y de llamar a las cosas por su nombre, sin ceder a compromisos de conveniencia o a la tentación de autoengaño.” (Evangelium Vitae 58). No se puede censurar los asuntos importantes del púlpito. Si no se recibe un mensaje del púlpito, no se recibe nunca. En general, los católicos demuestran una gran ignorancia sobre la inmoralidad de la anticoncepción y la esterilización. Muy pocos comprenden por que estas decisiones y actos son inmorales. Mucha gente piensa que si no se habla del asunto desde el púlpito, donde todo el mundo oye, pues no es importante y se le puede ignorar. Las clases de catequesis, y de preparación del matrimonio son buenas para aumentar el mensaje del púlpito pero nunca se le puede reemplazar.
3) “Estos asuntos son contenciosos. Habrán muchas disputas y discordia.”
De hecho, esto significa que el sacerdote no es útil en proveer instrucción moral donde mas se le necesita. Si la gente ya comprende un asunto, como por ejemplo la esclavitud, y no le contesta, pues no es necesario acercar el asunto al púlpito. Pero si mucha gente está violando el quinto y el sexto mandamiento sin darse cuenta y no comprende por qué estos actos son pecaminosos, entonces nosotros, los sacerdotes debemos presentar el asunto. No presentarlo es vergonzoso, reprobable y negligente de nuestra parte. Debemos formar la conciencia por medio de proponer la verdad moral. El método que usamos es el de Jesucristo: hablamos de la verdad con la caridad, y con convicción y claridad directa. Si permitimos que el Evangelio no se escuche porque aceptamos recibir el criterio de parte de los que rechazan los valores del Evangelio, entonces nuestro sacerdocio fracasa. No es nuestro Evangelio. No tememos la libertad de decidir que partes del Evangelio se pueden ignorar a causa de ser demasiado difíciles de aceptar. La anticoncepción y la esterilización son cosas serias y causan mucho daño a los matrimonios, a las familias y a nuestra gente joven.
4) “La colecta se disminuirá”
El motivo principal debe ser que no rendimos el púlpito al dólar. “¡Al infierno tú y tu dinero!” (Hechos 8:20) La colecta puede disminuir temporalmente. Pero a parte de eso, nosotros, los miembros del sacerdocio, debemos anticipar el criterio que usará nuestro Señor para evaluar nuestro encargo pastoral del rebaño que él puso en nuestro encargo. El criterio principal no será “¿Pagaste todas las facturas y tuviste una empresa sin problemas?” Más bien será “Guiaste mi gente hacía un buen conocimiento de mis maneras, mi Evangelio y hacía un amor por el esplendor de la verdad?” Pagar las cuentas no es muy importante para determinar un suceso pastoral. Las cualidades de un presidente no son los de un sacerdote. Llevar a la gente a la persona, al corazón y a la conciencia del Señor es lo que es esencial. Dios no exige que nosotros, los sacerdotes, seamos victoriosos en lograr conformidad de la parte de los fieles en seguir la ley moral (1). Pero, si, exige que propongamos y enseñemos con fidelidad los valores que están de acuerdo con nuestra dignidad como personas humanas, personas con cuerpos dignos. El plan de Dios para la sexualidad humana, el matrimonio y la familia forman una parte esencial del Evangelio de Vida en estos días.
Hay sacerdotes que han consistentemente propuesto los valores de la Humanae Vitae, Familiaris Consortio y Evangelium Vitae. Estos sacerdotes declaran que sus colectas no han disminuido. Al contrario, las parroquias desarrollaron un espíritu de generosidad que se demuestra en las contribuciones parroquiales y también en el servicio voluntario para varias organizaciones parroquiales. Las parejas que practican la PNF son frecuentemente los voluntarios más generosos en la parroquia. Las parejas que son abiertas a la vida también son abiertas a entregar sus niños al sacerdocio y a la vida religiosa. Pero si están estancadas en la cultura anticonceptiva, probablemente no serán generosas con Dios y no aceptarán la invitación a sus hijos e hijas a servir.
5) “Las gentes irán a otra iglesia porque no quieren oír este mensaje”
Lo Triste es que, no todas las parroquias son iguales en el tratamiento de los asuntos de la sexualidad, el matrimonio y la familia. Algunas parroquias simplemente ignoran cosas desagradables. Permiten que los renegados en la parroquia determinen las partes del Evangelio que son proclamadas. Esto, sucesivamente, significa que las fuerzas dentro de la sociedad secular hacen sentir su influencia sobre algunos feligreses quienes imponen sus valores sobre toda la parroquia. En vez de ser contra-cultural, tal parroquia llega ser un simple reflejo de la cultura secular.
De hecho, esta es la tierra de los libres y la patria de los valientes. ¿Qué cosa impide que un pastor proclame el plan bello de Dios para el amor humano, la vida, el matrimonio y la familia? No debemos preocuparnos con ellos que tal vez rechazarán la verdad y saldrán. Nuestro Señor no cambió su enseñanza sobre la eucaristía cuando muchos oyentes la encontraron demasiada dura y salieron. Él respetó su libertad y los dejó salir. También, ellos tuvieron que respetar Su libertad y Su responsabilidad de proclamar el mensaje que el Padre le dio, el cual es por la vida del mundo. Si todo el clero enseñara buenos principios morales, entonces los feligreses no buscarían otro predicador que les guste oír.
6) “Cuando el obispo hable sobre ello, yo también comenzaré a hablar sobre ello.”
Se puede comprender que un sacerdote o un diácono vacile en tomar la iniciativa de enseñar los valores que la mayor parte ha ignorado desde 1968. Tenemos el derecho de esperar que nuestros padres espirituales guíen por medio de su ejemplo en no temer acercar estos asuntos muy importantes. Como guías morales, esto es su deber como líderes espirituales de una diócesis. Ellos deberían ser el buen pastor de toda la diócesis. ¿Pero que sucede si no declaran? ¿Puede el pastor justificarse en guardar su silencio? Cuando nosotros, los sacerdotes, morimos, el Señor no nos preguntará “¿Que hizo el Obispo?” Nos preguntará “¿Que hiciste tú? Tu eres el pastor de tu gente.”
Nuestro sacerdocio viene del Señor y no viene de otra persona humana. Nuestras obligaciones son con Dios antes de cualquier representante humano. Dios nos pedirá que le rindamos cuenta de todo lo que hicimos incluyendo las decisiones, las acciones y el tomar responsabilidad para nosotros y para nuestra gente. Ser un líder verdadero significa que nos acercamos a las verdaderas necesidades de nuestro tiempo, a pesar de que otros no lo hacen. La negligencia reprehensible no justifica otra negligencia reprehensible. Quizás lo que hace falta hacer en una diócesis donde el obispo elige no acercarse a estos asuntos es que gran parte del clero le asegure que le apoyarán en proclamar la enseñanza en público. Tal vez el obispo se preocupe si el clero toma alguna iniciativa en estos asuntos, en público, negará cumplir con ella, como sucedió cuando la Humanae Vitae fue expedida. Todo el mundo admira el liderazgo, pero de dónde surgirá. Opinamos que el buen Señor espera que todos nosotros seamos líderes espirituales y morales.
7) “No me siento preparado de hablar de estos asuntos porque, en el seminario, no me entrenaron para esto.”
Encontramos que gran parte del clero, de modo deplorable, no está listo para acercarse a estos asuntos. No han mantenido su nivel de formación personal con bastante lectura en las áreas de la sexualidad, la castidad y el matrimonio. Pero esto no es una excusa perdonable. ¿Qué otra profesión hay en la cual se puede omitir la formación profesional y el mantenimiento de la educación en los desarrollos corrientes de la profesión. Si los médicos no se renovaron, perderían su licencia de práctica de medicina. ¿Puede ser de modo diferente para el clero?
Hoy, hay materiales excelentes para ayudarnos en comprender la belleza del plan de Dios para el amor humano, y especialmente el amor conyugal. Está la Teología del Cuerpo de Juan Pablo II.; también, Personalismo Cristiano. Están las escrituras de los fieles teólogos morales. Se pueden consultar las escrituras, discos compactos, discos videos de la Doctora Janet Smith. Hay testimonios de miles de parejas que han descubierto las bendiciones para sus familias y sus matrimonios que aparecen con la práctica de estos valores. Dos fuentes de materiales sobre la Planificación Natural de la Familia y los daños que acarrean la anticoncepción y la esterilización son: One More Soul (www.onemoresoul.org) y La Liga de Pareja a Pareja Internacional (www.ccli.org). La Liga de Pareja a Pareja realiza conferencias para el clero dos veces al año en Covington, Kentucky. NFP Outreach (www.nfpoutreach.org) diseña y conduce conferencias del clero para toda una diócesis sobre el tema “Como Presentar Los Valores de la PNF desde el Púlpito.” Hay muchos médicos católicos que están disponibles a presentar sus expertas opiniones en estas conferencias. También hay cientos de parejas que están dispuestas a presentar sus testimonios sobre los valores de la PNF en sus matrimonios.
La ignorancia nunca fue una excusa buena para justificar la negligencia. Además, esta excusa no va hoy con respecto a los temas que son tan vitales para tener matrimonios buenos y familias alegres.
8) “Reciente, los escándalos sexuales del clero hacen imposible para mí hablar del sexo hoy. No tengo credibilidad.”
Así intentan algunas fuerzas de la sociedad secular que quieren silenciar el púlpito sobre asuntos de moralidad sexual. No quieren que enseñemos el plan de Dios para la sexualidad humana. Sin embargo, no existe un vacío moral. Si no se enseña la buena moralidad, otras variedades de ideología sexual se presentarán. Lo vemos hoy con los que exigen que aceptemos el matrimonio de los mismos sexos, el “sexo seguro” para los jóvenes, y la banalización de relaciones cometidas.
Los escándalos sexuales del clero nos alertan para aumentar, no disminuir el énfasis sobre la moralidad sexual. Si hubiera habido más claridad del púlpito sobre estos asuntos en el pasado, entonces todo el mundo sabría los estándares. Sabrían que se aplican a todos, y ahorraríamos mucha vergüenza. Nuestros jóvenes no hubieron sido tratados injustamente. Las diócesis no estarían en peligro de banca rota. El respeto para el clero no sería bajísimo. No echarían culpa a los obispos para su falta de cuidado. Los escándalos estallan cuando no hay claridad de enseñanza del púlpito. Nuestros días nos exige tener más, no menos, enseñanza moral desde el púlpito.
Hace falta que el clero y los laicos ambos se hagan una limpieza. De hecho, el abuso de los jóvenes por parte del 4% del clero en los E.U. es un escándalo. El abuso de la sexualidad por parte del 80% de las parejas Católicas que utilizan el control de natalidad artificial, o que ya se han esterilizado, también es un gran escándalo. Antes que un grupo lance piedras al otro, primero deben hacerse una limpieza. Dios castiga a su gente a causa de las violaciones contra Su ley sexual. Él castigó al clero en no proveer vocaciones para el sacerdocio y a la vida religiosa. Castiga a los laicos con matrimonios débiles, una taza de divorcio de 50%, mucha tristeza y con niños mal formados a causa del egoísmo de sus padres. Entonces, el clero y los laicos tienen que rendir cuentas entre ellos. No nos golpeemos. Más bien, enfrentemos la verdad juntos.
La responsabilidad del clero y de los religiosos es pasar el depósito de la fe como los apóstoles lo predicaron, lo cual incluye la enseñanza de las verdades morales. Esto incluye una explicación porque el plan de Dios es bueno para nosotros, y que este plan merece bien nuestros esfuerzos para cumplir con el. La responsabilidad de los laicos es de integrar en su vida y en sus acciones los buenos principios morales. De allí, se deberían llevar estos valores hasta la sociedad entera para modificar la cultura con valores del Evangelio. Esto es parte de la nueva evangelización.
9) Conclusión
Quizás, hoy se puede decir, en un cierto sentido, que la anticoncepción pertenece a nosotros, los sacerdotes. Tal vez estamos disponibles a hablar de los aspectos del Evangelio que prometen amor pero no estamos disponibles a acercarnos a los aspectos que prometen vida. Sin embargo, sabemos que el amor sin vida es estéril. Además, sabemos que demostramos el amor verdadero en estar disponibles totalmente “para” nuestra gente, que también involucra de vez en cuando el sufrimiento, el criterio, y el rechazo. En el Evangelio se trata la vida tan buena como el amor. Porque nos ama, Jesús estuvo dispuesto a entregar su vida por nosotros, para que nosotros pudiéramos tener la vida en plenitud. ¿Entonces, no deberemos, los sacerdotes, fomentar la vida más abundante entre los feligreses en una época que se nombra una cultura de muerte? No debemos anticonceptar el Evangelio de sus aspectos que dan vida.
Quizás nosotros, los sacerdotes, pensemos que sería difícil para la gente abandonar la anticoncepción y adoptar el amor conyugal puro. ¿Sin embargo, no sería también difícil que abandonemos nuestro tratamiento anticonceptivo del Evangelio? Con la gracia de Dios, y con el alma abierta a convertirse, todo esto es posible.
Hoy, no hay ninguna razón para justificar un silencio continuo en el púlpito sobre los asuntos de moralidad sexual, especialmente en las áreas de la anticoncepción y la esterilización. Comience la búsqueda de los materiales que se pueden leer y reflexionar. Integre estos valores en su propia espiritualidad. Entonces, desarrollará su propia manera de declararlos dando homilías y consejo moral.